A continuación os contaré una pequeña anécdota.

Mi bono transporte para viajar en tren y en metro había caducado, así que fui a una de las taquillas para recargarlo. Al acercarme a las taquillas me di cuenta de que todas estaban averiadas. Todas menos una única taquilla, en la que había una cola con unas quince personas aproximadamente que estaban esperando.

Sin pensármelo, me uní a la cola. Pasados unos minutos le tocaba el turno a la señora que iba delante de mí, recuerdo que dijo algo como:

Señora: No sé como funciona esto (examina la máquina y la va toqueteando. La señora acaba metiendo el bono transporte e introduciendo su tarjeta).

Como la señora no prestó atención a las indicaciones de la máquina (quizás no lo hiciera porque estaba nerviosa por la gente que estábamos esperando a que terminara de trastear con la máquina), ella creyó que había fastidiado la máquina, dijo algo como:

Señora: ¡Ay, creo que la he liado!

Hasta aquí la señora estaba teniendo un tipo de reacción interna (es decir, ella era consciente de que estaba estorbando la cola y era por su culpa). Lamentablemente, no duró mucho después de que su frustración la afectara:

Señora: ¡No funciona, no reconoce mi tarjeta, otra máquina más que se rompe!

La señora empezó a dar voces y a quejarse a los trabajadores del sitio. Intentó introducir la tarjeta varias veces, pero no conseguía que la máquina la reconociera, entonces fue cuando la señora pegó una patada a la máquina y continuó quejándose del servicio.

Seguidamente, como yo era el siguiente en la cola para recargar mi bono transporte, se acercó a mí y me dijo:

Señor: Chico, prueba tú a ver si a ti te funciona.

Me acerqué a la máquina para recargar el bono e introduje mi tarjeta de crédito, me aceptó la tarjeta y me pidió introducir el número secreto. Mientras la señora gritaba detrás de mí:

Señora: ¡Vaya mierda de máquinas, no sirven para nada! ¡Esto es una desgracia!

De los nervios, pues ahora toda la concentración de la señora y de la cola recaía en mí, puse mal el número secreto de la tarjeta. La señora vio que tuve que sacar la tarjeta y volverla a introducir en el lector, por lo que intuyó que a mí tampoco me funcionaba.

Señora: ¡Veis al chico tampoco le funciona! ¡Os lo dije! ¡Estas máquinas son una mierda!

Esta vez, puse bien el número secreto y pude recargar mi bono transporte sin problemas.

Señora: ¿Te ha dejado?

A lo que yo respondí que sí, y me fui rápidamente, pues había perdido mucho tiempo y llegaba tarde a un sitio.

No sé cómo habrá sido la respuesta de la señora, ya que por las prisas no pude quedarme a comprobarlo, pero sea como fuere espero que la señora actuara de la forma más prudente posible, recayendo la culpa en ella y no en los trabajadores.

Aunque por las voces que ella pegó no sé muy bien qué pensar…

Lo correcto después de este comportamiento sería pedir perdón tanto a la gente esperando en la cola como a los trabajadores.

La señora al principio tenía una reacción de culpabilidad propia, sabía que era ella misma quien estaba utilizando mal la máquina, pero más adelante decidió atribuir el problema del mal funcionamiento de la máquina a que la calidad de esta era nefasta. Es decir, terminó por atribuir una culpa externa "yo no tengo la culpa, la tienen las máquinas y los responsables del mantenimiento de estas".

Quizás la señora debió analizar más el motivo por el cual la máquina no estuviera funcionando correctamente, yo no lo veía bien, pero juzgaría que la señora seguramente hubiera introducido el bono transporte en el lugar donde debería haber introducido su tarjeta de crédito (por no fijarse bien en las indicaciones de uso de la máquina).

Intuyo eso porque nada más ver el color y contorno de la tarjeta que estaba introduciendo la señora, esta no parecía la de una tarjeta de crédito, por lo que seguramente se tratase del tipo de bono transporte recargable, de hecho, todo esto cuadraría más en la historia.

Este es el ejemplo claro de como a veces podemos atribuir la culpabilidad a quienes no lo merecen, dejando de lado todo tipo de responsabilidad propia.